Por José Luis Martínez Canizález
Las mujeres en la novela policiaca tradicional
La aparición de mujeres que investigan crímenes se da primero en la novela policiaca tradicional, desde el siglo XIX. En cambio, dentro del género negro tenemos que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX.
A fines del siglo XIX Anna Katharine Green, a quien se le considera «la madre de la novela policíaca», crea en 1878 a una detective solterona aficionada, la señorita Amelia Butterworth, antecedente de Miss Marple, de Agatha Christie. Unos años después, en 1893, aparece Loveday Brooke, detective de Katherine Luisa Pirkis. Es inglesa, tiene 30 años, dotada de un alto grado de sentido común, “ni alta ni baja, ni morena ni rubia, ni guapa ni fea. Siempre iba vestida de negro, con un decoro y pulcritud casi cuáqueros”. Loveday consigue trabajo en una agencia de detectives en Fleet Street. En los casos en los que interviene se disfraza de sirvienta para investigar puertas adentro de la sociedad victoriana. Posteriormente, en 1895, aparece Sarah Fairbanks, personaje de Mary Eleanor Wilkis Freeman. Sarah es maestra de escuela rural, tiene 29 años, su madre murió cuando ella tenía 23. Se hará cargo, como detective aficionada, de investigar la muerte de su padre.
En 1930 aparece una de las investigadoras más famosas de la literatura policiaca de corte clásico, se trata de Jane Marple o Miss Marple, la detective que crea Agatha Christie y que aparece por primera vez en la novela Muerte en la vicaría. Miss Marple es una anciana solterona entre 60 y 70 años, le gusta la jardinería, es observadora, curiosa, tiene sentido del humor y se sabe todos los chismes de St. Mary Mead, un lugar ficticio de la campiña inglesa, donde tiene su hogar.
Dentro del mismo género policiaco clásico aparece por vez primera en América Latina una mujer detective, surgida de la pluma de María Elvira Bermúdez, «la Agatha Christie mexicana», la primera escritora y teórica de la novela policiaca en México. Su personaje, María Elena Morán, a quien se le considera la primera detective en América Latina, es una lectora y escritora de novela policiaca, aparece en los siguientes cuentos «Precisamente ante sus ojos» (1951) y «Las cosas hablan», incluidos en Muerte a la zaga (1985); y en el relato «Detente sombra» (1961). Está casada con el diputado Bruno Morán, quien funge como el interlocutor con el que comparte sobre los casos en que se ve envuelta.
Las investigadoras del género negro
Tendremos que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para que aparezca una investigadora en el género negro: la detective Cordelia Gray, salida de la pluma de P. D. James en la novela No apto para mujeres (1972). Cordelia trabaja como detective en Londres, en la agencia de detectives Pryde. Le gusta viajar, leer y es buena tiradora. En 1979 se publica en España la novela Picadura mortal, de Lourdes Ortiz. A esta obra se le considera la primera novela negra en España protagonizada por una mujer. La detective es Bárbara Arenas, quien vive en Madrid y trabaja en una agencia de investigaciones. Es joven y atractiva. Lleva pistola y puede usar la violencia física.
Victoria Iphigenia Warshawski, Vic, es una investigadora privada de Chicago, protagonista de la novela Valor seguro (1982) de Sara Paretsky, escritora de Estados Unidos. Victoria Warshawski tiene 30 años, es divorciada, estudió la licenciatura en derecho, participó en los mítines de Martin Luther King Jr. y se manifestó contra la Guerra de Vietnam. Vic es morena, delgada y atlética, sabe kárate o puede utilizar su pistola semiautomática Smith & Wesson. Tiene mal genio. Es sarcástica y autosuficiente. Usa camisetas y jeans.
Maria Antònia Oliver publica en 1985 su novela Estudio en lila, protagonizada por la investigadora Apolonia Guiu, más conocida por Lònia, quien trabaja como detective en Barcelona, aunque es mallorquina. Su relación con la policía es ambivalente, la odia por lo que representa, pero tiene algunos amigos policías. Colecciona lápices de labios y es vegetariana.
En México tenemos a Olga Lavanderos. Si bien no es una detective en el sentido tradicional, realiza labores de investigación. Olga es una periodista crítica de 23 años, que nació en el Distrito Federal y vive en el 26 D, en una torre de la unidad Plateros. Es escéptica, malhablada, mal vestida. Posee un tocadiscos nuevo y cuatro discos, maneja una motocicleta y pertenece a la generación «loquelvientosellevó». La mayoría de sus compañeros de generación desertó de la carrera de periodismo, aunque ella tiene muy claros sus referentes “el club de soñadores apaches amantes de Tom Wolfe y Rodolfo Walsh”. Olga Lavanderos aparece por vez primera en la novela Sintiendo que el campo de batalla (1989), de Paco Ignacio Taibo II. Al ver en la televisión una noticia sobre la muerte de cinco personas que aparecen en el Gran Canal con signos de tortura se interesa por el caso y se involucra en la investigación como periodista; a través de esta novela nos adentramos en la corrupción de las autoridades policiacas del Distrito Federal, del trabajo cotidiano de la prensa y sus jefes corruptos y convenencieros, y dentro de esa maraña de corrupción y violencia, la lucha por ejercer un periodismo libre.
Anne Holt, escritora noruega, publica en 1993 La diosa ciega, con Hanne Wilhelmsen como protagonista. Ella trabaja como subinspectora de homicidios en la jefatura de policía de Oslo. Tiene 30 años, morena, de pelo largo, «era tan bella y tan femenina». De familia burguesa, es especialista en conducir interrogatorios. Le gustan Tina Turner y Bruce Springsteen, tiene también una motocicleta Harley-Davidson. Es lesbiana, su pareja se llama Cecilie. Mantiene en secreto sus preferencias sexuales en su trabajo para evitar complicaciones.
También de 1993 es la novela Los crímenes del balneario, de la escritora rusa Alexandra Marínina. Su detective es Anastasia Pávlovna Kaménskaya, Nastia, comandante de policía en Moscú. Nastia es alta y delgada, de rostro frío, de corte clásico, una boca hermosa y ojos pensativos, aunque ella se considera fea. No usa maquillaje y tiene un porte un poco desgarbado. Tiene una gran inteligencia. Es enfermiza, sufre frecuentes dolores de espalda y mala circulación. Detesta ir de compras y no sabe cocinar. Tiene un carácter fuerte. Es honrada. Para completar su sueldo hace traducciones de novelas policíacas del inglés, francés, italiano, español y portugués.
Otro caso especial, por ser también de las primeras detectives en el género negro en español, es el de la inspectora Petra Delicado, creada por Alicia Giménez Bartlet, quien dota a su personaje de una mirada femenina y feminista. Petra Delicado aparece por primera vez en la novela Ritos de muerte (1996). Delicado es abogada, inspectora del Cuerpo Nacional de Policía en Barcelona. Es dura, irónica, a la vez que sensible e idealista, bebe chinchón, whisky, gin tonic, vino cava o cerveza y desconfía de los que no beben. Ha estado casada en dos ocasiones, no quiere tener hijos y vive sola. Es competente en su trabajo, tiene como subalterno de trabajo al subinspector Fermín Garzón, que sirve como contrapunto al personaje de Petra Delicado, ya que el subinspector es de ideas anticuadas, lo que contrasta con las ideas y personalidad de Delicado.
Por último, tenemos también a Virginia Chamorro, producto de la pluma de Lorenzo Silva, escritor español. Chamorro tiene el grado de sargento en la Unidad Central Operativa de Madrid, aunque antes había pertenecido a la Guardia Civil. Aparece por vez primera en la novela El lejano país de los estanques (1998), donde tiene como compañero al sargento Rubén Velvilaqua. Chamorro tiene 24 años, es hija de un militar, le gusta la astronomía. Es alta y medio rubia, muy eficiente, tímida, un poco arisca, le apodan «machorra» por su carácter.
Posteriormente, ha aparecido una gran cantidad de mujeres como investigadoras dentro del género negro, como podemos confirmar en el sitio de la Biblioteca Pública de Soria, pero éstas fueron las primeras.
Obra consultada
Bermúdez, María Elvira. (1986). Muerte a la Zaga. México, D.F. SEP/Premiá
—. (2013). «Detente sombra» en Cuentos presuntamente completos. Durango: CONACULTA/INBA
Biblioteca Pública de Soria. «Ellas investigan. Mujeres protagonistas en la novela negra» https://bit.ly/3qfy4Lm
Christie, Ágatha. (1998). Muerte en la vicaría. Barcelona: Editorial Molino
Giménez Bartlet, Alicia. (2003). Ritos de muerte. Barcelona: Planeta
Holt, Anne. (2009). La diosa ciega. Barcelona: Roca
James, P. D. (1987). No apto para mujeres. Barcelona: Versal
Marínina, Alexandra. (1999). Los crímenes del balneario. Barcelona: Planeta
Oliver, Maria Antònia. (2018). Estudio en lila. Barcelona: Editorial Versátil
Paretsky, Sara. (2009). Valor seguro. Barcelona: B de Bolsillo
Silva, Lorenzo. (2006). El lejano país de los estanques. Duodécima impresión. Barcelona: Destino
Sims, Michael. (2018). Detectives victorianas. Las pioneras de la novela policiaca. Madrid: Siruela
Taibo II, Paco Ignacio. (1989). Sintiendo que el campo de batalla. México, D.F.: Roca
—. «Olga Lavanderos: declaración de principios».
https://tierraadentro.fondodeculturaeconomica.com/olga-lavanderos-declaracion-de-principios/