borde
eras ausencia sin cicatriz
herida
que no arde mientras
el hueco quedaba al fondo
la cueva y la sombra se cernían
ostentosos
contra mi muslo la carne vencida
pero tuviste que no pudiste
aceptar
la pérdida la sangre la sola soledad
solitaria
ahora soy víctima verduga cáliz
que no se llena que se derrama
pentavocálica
en donde antes hubo paz
ni fuego ni arena ni caída
huella
de un paso que no alcanzó la luz
un nombre atorado en la garganta
eco
de lo que casi de lo por poquito
y otra vez de regreso a la nada
borde
de un grito titubeante
en el último temblor de la duda
hastalaspalabrasqueahorapronunciamoseltiempoensufuriaselashallevadoyaynadaretorna(horacio,odas,I.11)
no sé cómo pasa ni qué es
–si nadie me lo pregunta-
maratonista
heideggeriano
flujo convexo
reflujo
condena sisífica
castigo prometeico
____ present and _____ past
el amor fuera de ______
y hoy que de amores ya no tengo ______
lo que sí sé es que desde hace un ______
viene pintándose de un rojo intenso / carmesí
de la sangre de Cristo
arrasando todo a su paso
incluso este poema
esta palabra
aquel beso
la caricia
el diminutivo
dejando sólo / solo / solamente
ceniza
sola
raíz de lo cantable
lento amor
he visto tus brazos cruzar tu cintura por detrás
como quien busca el aire jadeante de un cuerpo muy tuyo
como lento amor
acaso tú
dedos entrelazados en mi piel caliente
no estás ni estoy ni estamos
queriendo arrancar el imán que nos pega los labios
que nos pega
y te quedas aquí
sobre mi pecho sobre mí sobre mi carne ausente
porque siempre lo has sabido siempre: el corazón
es un lastre que nos jala
hacia el otro lado
de la muerte que tan leve
parecía
la danza de los signos
se me ocurre que es posible escribir
un poema donde los signos bailen,
donde los dedos se levanten en punta
con apenas el mínimo esfuerzo
y se contraigan hacia la oquedad de la palma,
ahí, donde la piel es partidaria del mar,
y bajen bruscos a romper en la orilla:
un peso súbito: una caída torpe: un golpe que erosiona la muñeca
el cuerpo cierra su frase en espiral,
se dobla sobre sí mismo en una fluidez vacilante
el torso se inclina, busca la diagonal
el aire ofrece resistencia pero cede, cede apenas,
hay un impulso que empuja desde el centro:
que duda entre el avance y la pausa
se pliega la rodilla: se contrae el hombro:
la pelvis traza un círculo que se desmorona en esquirlas de ritmo
se me ocurre sostener el equilibrio entre el vacío y el peso
un signo cae y otro se eleva (hay que intentar vivir),
un brazo se estira en la dirección contraria a la mirada:
se distribuye en los extremos: se filtra
en los espacios donde la piel no alcanza a tocarse
se interrumpe el flujo se interrumpe:
se bifurca el mover se bifurca:
se adapta la respiración se adapta:
obedece la tensión obedece:
hacia dónde
hasta cuándo
se me ocurre que es posible escribir
un poema donde los signos bailen,
donde la sintaxis se despliegue como un salto
suspendido y la puntuación marque el descenso,
donde las palabras se abran en la expansión
de un trazo y se cierren en la quietud de un grito
retenido en el vórtice de la carne:
sí, es posible escribir con el torso,
con la resistencia del músculo,
con el aliento que atraviesa el espacio entre
un verbo
y su ca
í
da