HomePoemas de Azael ContrerasEl VentanilloPoemas de Azael Contreras

Poemas de Azael Contreras

 

borde

 

eras ausencia sin cicatriz

herida

que no arde mientras

el hueco quedaba al fondo

la cueva y la sombra se cernían

ostentosos

contra mi muslo          la carne vencida

pero tuviste que          no pudiste

aceptar

la pérdida la sangre la sola soledad

solitaria

ahora soy víctima verduga cáliz

que no se llena            que se derrama

pentavocálica

en donde antes hubo paz

ni fuego ni arena ni caída

huella

de un paso que no alcanzó la luz

un nombre atorado en la garganta

eco

de lo que casi              de lo por poquito

y otra vez de regreso a la nada

borde

de un grito titubeante

en el último temblor de la duda

 

 

hastalaspalabrasqueahorapronunciamoseltiempoensufuriaselashallevadoyaynadaretorna(horacio,odas,I.11)

 

no sé cómo pasa ni qué es

si nadie me lo pregunta-

maratonista

heideggeriano

flujo convexo

reflujo

condena sisífica

castigo prometeico

               ____ present and _____ past

el amor fuera de ______

                          y hoy que de amores ya no tengo ______

 

 

lo que sí sé es que desde hace un ______

viene pintándose de un rojo intenso / carmesí

de la sangre de Cristo

arrasando todo a su paso

incluso este poema

esta palabra

aquel beso

la caricia

el diminutivo

dejando sólo / solo / solamente

ceniza

sola

raíz de lo cantable

 

 

lento amor

 

he visto tus brazos cruzar tu cintura por detrás

como quien busca el aire jadeante de un cuerpo muy tuyo

como lento amor

 

                          acaso tú

 

dedos entrelazados en mi piel caliente

no estás ni estoy ni estamos

queriendo arrancar el imán que nos pega los labios

que nos pega

y te quedas aquí

sobre mi pecho sobre mí sobre mi carne ausente

porque siempre lo has sabido siempre: el corazón

es un lastre que nos jala

hacia el otro lado

de la muerte                que tan leve

                                                                                       parecía

 

 

 

la danza de los signos

 

se me ocurre que es posible escribir
un poema donde los signos bailen,
donde los dedos se levanten en punta
con apenas el mínimo esfuerzo
y se contraigan hacia la oquedad de la palma,
ahí, donde la piel es partidaria del mar,
y bajen bruscos a romper en la orilla:
un peso súbito: una caída torpe: un golpe que erosiona la muñeca

el cuerpo cierra su frase en espiral,
se dobla sobre sí mismo en una fluidez vacilante
el torso se inclina, busca la diagonal
el aire ofrece resistencia pero cede, cede apenas,
hay un impulso que empuja desde el centro:
que duda entre el avance y la pausa
se pliega la rodilla: se contrae el hombro:
la pelvis traza un círculo que se desmorona en esquirlas de ritmo

se me ocurre sostener el equilibrio entre el vacío y el peso
un signo cae y otro se eleva (hay que intentar vivir),
un brazo se estira en la dirección contraria a la mirada:
se distribuye en los extremos: se filtra
en los espacios donde la piel no alcanza a tocarse
se interrumpe el flujo se interrumpe:
se bifurca el mover se bifurca:
se adapta la respiración se adapta:
obedece la tensión obedece:
hacia dónde
hasta cuándo

se me ocurre que es posible escribir
un poema donde los signos bailen,
donde la sintaxis se despliegue como un salto
suspendido y la puntuación marque el descenso,
donde las palabras se abran en la expansión
de un trazo y se cierren en la quietud de un grito
retenido en el vórtice de la carne:
sí, es posible escribir con el torso,
con la resistencia del músculo,
con el aliento que atraviesa el espacio entre

un verbo

y          su        ca
í
da

Av. Pedro de Alba s/n, Ciudad Universitaria, San Nicolás de los Garza, Nuevo León, C.P. 66455

Contacto