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El detective de la novela negra
Por José Luis Martínez Canizález
Dentro de la novela negra, particularmente si tomamos en cuenta a los tres grandes del género (Dashiell Hammett, Raymond Chandler y Ross MacDonald) podemos encontrar un modelo de detective. Generalmente es un hombre duro, que está acostumbrado a tratar con la gente de la calle, frecuentar lugares sórdidos y que casi siempre está en tensión con la policía.
Al contrario del detective tradicional de la novela de enigma, cuyos métodos deductivos le permiten resolver los crímenes en los que se ven involucrados, en el género negro el detective se mueve por la ciudad, recorre las calles, los bares y la casas, habla con los sospechosos, investiga, actúa.
Este detective en sus primeras novelas andará rondando los treinta años. Una de sus características es su ética y su fidelidad al cliente. Otro elemento que lo caracteriza es su cinismo, por un lado, pero por otro su debilidad por las causas perdidas. Nunca regala su trabajo, aunque en ocasiones cobre solamente un dólar.
Sam Spade, Phillip Marlowe o Lew Archer son tres detectives creados por Dashiell Hammett, Raymond Chandler y Ross Macdonald, respectivamente.
En el ensayo sobre el género negro El simple arte de matar, Raymond Chandler, nos pinta que el modelo de detective “Es el héroe; lo es todo”. Es un hombre normal, aunque no corriente, de una pieza. Es un hombre de honor, “tiene que ser el mejor hombre de este mundo y un hombre lo bastante bueno para cualquier mundo”. Es relativamente pobre, sabe juzgar el carácter de la gente, no acepta dinero de nadie si no se lo gana honradamente. Veamos ahora algunos de los rasgos que marcaron el estereotipo del detective duro del género negro.
Samuel Spade
Es un detective privado que actúa en San Francisco en los años 30 del siglo XX. Tiene 38 años, mide alrededor de 1.82 metros, pelo castaño claro, con ojos grises amarillentos. Su barbilla, su nariz, su boca y sus cejas tienen forma de V, por lo que le dan un aspecto de un Satanás rubio, como lo describen en la novela El halcón maltés. Sus aficiones son el tabaco Bill Durham, con el que forja sus cigarrillos, el café y el ron (en su casa tiene una botella de Bacardí), aunque a veces bebe whisky y fuma puros. La ironía es parte de su personalidad: al final de una de sus obras le dice al personaje femenino que lo ha traicionado y con quien sostuvo un romance, antes de entregarla a la policía: “Eres un ángel. Te estaré esperando. – Se aclaró la voz y añadió-: Si te ahorcan, siempre te recordaré.”
Philip Marlowe
Es un hombre solitario de 33 años, soltero, ojos y cabello castaños, pesa alrededor de 86 kilos y mide 1.85 metros de altura. Antes de hacerse detective privado trabajó como investigador del fiscal de distrito. Le gusta la bebida (café y whisky), las mujeres y el ajedrez. Fuma cigarrillos colombianos. No tiene hermanos y sus padres ya han muerto. En las primeras novelas vive en Los Ángeles, en el Hobart Arms, en la calle Franklin, aunque después se muda al Edificio Bristol en el 328 y, posteriormente, a Laurel Canyon, en Yucca Avenue. Su oficina se ubica en el Edificio Caluenga en Hollywood Boulevard. Al igual que Sam Spade, también Philip Marlowe tiene una fina ironía, como se puede ver en el siguiente diálogo:
“—No me gustan sus maneras —dijo Kingsley con una voz con la que podía haberse triturado un coco.
—No importa —le respondí—; no están en venta.”
Lew Archer
Nació un 2 de junio de 1913 (o de 1915, no se tiene muy claro), tiene 35 años en su primera novela y vive en Los Ángeles. Tiene ojos azules, tirando a grises, y mide casi 1.88 metros. Le gusta mucho tomar café, fumar, beber bourbon, scotch, cerveza o cocteles, como el Gibson (un Martini seco servido con una cebollita). En El blanco móvil, su primera novela, publicada en 1948, nos enteramos de que se ha separado de Sue, su esposa. A lo largo de sus novelas, no dejará de extrañarla.
Es detective privado y antes trabajó en la policía de Long Beach, en Los Ángeles, pero dice que lo despidieron después de presenciar demasiada corrupción. Participó en la segunda guerra mundial, donde se desempeñó haciendo labores de inteligencia. En su juventud había sido un delincuente juvenil.
Es también, como Marlowe, un hombre solitario, honesto. Cuando le preguntan a Archer de qué lado se encuentra, responde: “De parte de la justicia cuando la encuentro. Cuando no la encuentro, defiendo al más débil”. Sus investigaciones casi siempre lo llevan al pasado de la víctima, pareciera que es en el pasado donde se encuentran las claves para desentrañar los crímenes del presente.
Estos tres detectives servirán de modelo para la novela del género negro, con más o menos variaciones en la medida que pase el tiempo, como podremos constatar con la lectura de los continuadores del género. La invitación está abierta para que se acerquen a conocer a estos ya clásicos detectives “duros” en las siguientes obras: El halcón maltés, Cosecha roja (Dashiell Hammett); El sueño eterno, El largo adiós (Raymond Chandler); El blanco móvil, Los maléficos (Ross Macdonald).
Obras consultadas
Hammett, Dashiell. (1997). El halcón maltés. Madrid: Alianza Editorial
Chandler, Raymond. (2009). El sueño eterno. Madrid: Alianza Editorial
—. (2014). El largo adiós. Barcelona: De Bolsillo.
—. (1986). El simple arte de matar. Barcelona: Bruguera
—. (1974). La dama del lago. Madrid: Alianza Emecé
Macdonald, Ross. (2010). El blanco móvil. Barcelona: RBA
—. (1986). Los maléficos. México, D.F.: Martínez Roca
—. (2010). El expediente Archer. Buenos Aires: Sudamericana