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Dos poemas de Emiliano Kayab

I

 

Por la mañana no es sensato pensar en el amor.

uno anda modorro sin orejas y con los ojos apagados

busca y corre el néctar del café.

Por la mañana,

la mirada del amor

mira otro horizonte.

no es sensato

pensar en que te amo

 

Por la noche no es sensato pensar en el amor.

los ojos galopan la oscuridad de la luna.

los dedos a tientas en las sombras.

la cama, o lo que fuese donde uno cae, busca, encanta

no es, pues, sensato

pensar en qué te amo

si pienso que te sueño.

 

Por lo tanto, pienso en que te amo

cuando el sol se pone y la luna nace.

será a mediana edad.

será a mediana luz.

pienso cuando mis ojos despiertan

y mi mano se calma.

cuando el néctar me dejó

y sueño que te pienso.

 

Pensar en el amor por las tardes.

Pensar en que te amo por las tardes.

Es perfecto para mí.

Para este mundo.

 

Estaba en Concordia cuando un poeta

de esos callejeros que piden limosna

recitó el verso más cursi que se escucha por la tarde

solo yo, que te amo por las tardes, lo escuché

no sé si hablaba en otro idioma

si la gente no prestaba atención

o si yo seré poeta

de los que pide limosna.

 

Poeta o no poeta

por las tardes amor

amor loco y de locura

amor loco y de locura.

 

Poema es

lo que el viento canta

al pasar por tus mejillas

es y será

las leves gotas que en mis labios posan

al baile el tono del viento

cuando me dices te amo.

 

Será poema o será

lo que tus ojos vean

al regalarme un pedazo de su amor

sobre Concordia

al pedir limosna de tu corazón.

 

 

 II

 

Beber es decirle adiós a tu familia.

La conciencia despierta

busca en primera instancia

la mejor manera de llegar al olvido.

No es el tiempo ni el espacio. Tan solo el olvido.

 

Se prepara mentalmente, dos o tres procesos, para ese primer sorbo.

 

Un sorbo de extrañeza, incertidumbre, volátil

e indudablemente temerario.

 

[Alguna vez me contó mi abuelo

los sentidos viven para engañar al hombre.  En un rancho

cuando era joven así lo fue.

Una bruja, una historia, unos ojos, lechuza].

 

Así, el sorbo es un abismo.

El primero es inminente.

Un acantilado.

Un salto de fe.

 

Tus pequeños ojos de humano

saben que 1 +1 es dos. Pero mentimos en sentidos.

 

Tus ojos ven: oscuro, claro,

transparente, grumoso.

Ese primer trago. Y tu boca saliva.

Teme a la temperatura, al dulzor

o la consistencia. Teme a la vida.

 

El primer sorbo siempre es así.

 

El segundo, el tercero, y hasta el cuarto son amigos.

Es el camino al super o la parada del camión.

Es el verso tatuado o la imagen de amor encarnecido.

Son los maullidos de tu gato o el sueño que golpea entre tantos.

 

Pero es extraño, porque hasta allí termina.

Podría pensar en el último sorbo. Pero llegaría a una crisis

no existe un último sorbo.

Un primero claro. Pero el último

es tan fugaz y olvidadizo que tu mente no lo reconoce.

El último sorbo pertenece a un alzheimer reclutado.

Es el olvido.

 

 

 

 

Emiliano Kayab es poeta y ensayista. En 2018, obtuvo el segundo lugar en el certamen de Literatura Juvenil de la UANL en la categoría de poesía, y en 2023 participó en el Diplomado de Creación Literaria organizado por la Casa Universitaria del Libro y el INBAL. Actualmente, cursa el sexto semestre de la Licenciatura en Letras Hispánicas en la UANL, donde tomó el Taller de Poesía y sigue en búsqueda de nuevas experiencias formativas.

 

 

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