
Título publicado por Vaso Roto Ediciones
El retumbar de la memoria poética: Tu corazón es un bombo, de Alessio Brandolini
Por Carlos Rutilo
En ocasiones la memoria tiende a ser un sinuoso laberinto de espejos que se quiebran en un solo instante, capaz de extraviarnos como el hombre que cree reconocerse en los rostros de una fotografía vieja, y donde muchas de las cosas que se nos van mostrando en el camino corren con el riesgo de no haber sucedido, o quizá todo ocurrió de una manera tan distinta a como nos lo ofrecen estos mismos recuerdos destinados a volver a naufragar para siempre entre los profundos abismos del silencio y de las marchitadas ilusiones. Cada recuerdo que se nos es ofrecido por la memoria tiende a ser una valiosa estampa de lo que alguna vez fuimos, o un delicado reflejo fragmentado de lo que pudo haber sido aquel instante localizado en un momento importante de nuestro pasado, pues no todo se nos muestra al mismo tiempo como una verdad absoluta y ni siquiera se pretende serlo; pero la melancolía con la que se suele manifestar permanece en nosotros como una cadena de emociones difíciles de nombrar hasta que nos encontramos de frente con la poesía y es esta misma quien sí se atreve a nombrar todo aquello que antes era innombrable, como los latidos del mundo resonando al principio de nuestra infancia, o el sabor de unos labios recién descubiertos en la adolescencia junto a un roce de manos que nunca más se vuelve a experimentar de la misma manera a través del tiempo. Todo eso permanece retumbando como un poderoso latido dentro de nosotros mismos y nos da una identidad y una forma particular de ver y de reflexionar sobre el mundo, la familia, la vida y la muerte, y los propios milagros del azar que nos encuentran desnudos a la intemperie. No todo está destinado a permanecer tal y como lo presenciamos la primera vez, pero aquello que se evoque siempre encontrará la manera de emocionarnos y de asombrarnos sin importar la distancia que el mismo tiempo conlleva. Explorar al tiempo y a la memoria es volver a explorarnos a nosotros mismos, es volver a colocarnos delante de un espejo de agua y encontrarnos ante un entrañable hallazgo poético.
Considero que la reflexión del párrafo anterior es necesaria para adentrarnos entre las páginas del libro de poesía Tu corazón es un bombo, del poeta italiano Alessio Brandolini (Frascati, Italia, 1958), con la traducción de la también poeta y editora mexicana Jeannette L. Clariond (Chihuahua, México, 1949), el cual fue publicado a principios de este año bajo el sello de Vaso Roto Ediciones, con sede en México y en España. El libro es una edición bilingüe y se encuentra dividido en cuatro secciones tituladas como “Diario de la ceniza”, “El lado oscuro de la pureza”, “Camino dentro de mí” y “Tu corazón es un bombo”, en los que Alessio Brandolini explora la memoria desde distintos registros poéticos: desde versos cortos hasta el extenso camino del poema en prosa, mezclando durante el proceso los temas que involucran a la memoria, la muerte, el amor y el paisaje interior que va moviéndose continuamente hasta volverse en un delicado caracol de cuyos ecos azules van resonando entre cada poema hasta volverlo en un canto. En el centro de cada sección está la familia, el amor, la pérdida y las calles de ciudades imponentes como Roma que de alguna forma u otra buscan sobrevivir a las secuelas del tiempo, aferrándose al instante como una breve y precisa reflexión sobre la cotidianidad, entregándonos imágenes de poderosa carga emocional. También debo destacar la tonalidad poética de cada sección y sus propias maneras de acercarnos a un mundo que parece estar ahí, balanceándose suavemente entre las cuerdas del tiempo, la lírica y la narrativa.
En este libro Alessio Brandolini canta y narra la memoria, la va descifrando, desmenuzando, guiándonos, como Virgilio, mientras cuestiona al lector si la vida tiene algún sentido si se ve todo desde una mirada atenta hacia los laberintos del pasado, ese pequeño infierno con promesa de volver a ser el paraíso perdido de la inocencia que encuentra el asombro en su propio universo que lo compone. Ciudad y naturaleza se entrelazan entre cada poema como quien espera volver a encontrar la calma justo entre las calles y los horizontes del tiempo, o como quien también espera volver a escuchar las historias que ofrecen los mitos de la infancia y de la cultura, del mar y del canto de las aves.
En Tu corazón es un bombo se presencia la caída de las distintas estaciones del tiempo, los sonidos del campo, los recuerdos del padre y de la madre y de algún otro momento lleno de fraternidad, además de que el amor también cobra su propio espacio y protagonismo con la justa delicadeza de la palabra precisa. No hay duda alguna de que este libro es una gran puerta que nos introduce a la obra de uno de los poetas italianos más sobresalientes de nuestro tiempo.
Poemas de Alessio Brandolini
Tu corazón es un bombo
(Vaso Roto Ediciones, traducción del italiano de Jeannette L. Clariond, 2025)
3
Hace ya años medito sobre lo que piensas y al final sé
demasiado poco. Las frases son rarezas de otro tiempo
pero resisto adherido a la corteza de la costumbre,
al terror de los abismos, del vacío. Querría
pedirte un secreto, del que fuera, pero nunca
esta gélida mirada que nos mantiene lejos.
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Frases dichosas en el cielo estrellado
a Laura
Ya no quiero permanecer encerrado en la antigua
casa, lucho con mis propias manos contra la tormenta.
El futuro es la sombra que recubre el íntimo
trabajo, el polvo bajo la alfombra.
No logro entenderte, arrancas los apuntes:
haces historias extrañas nacidas
del insomnio, del desastre. El agua atenúa
los sueños que fluyen, la congoja realza
el grito, quiebra las líneas de las sombras del pueblo
el zumbido de las calles, pero, si vamos a morir,
¿de qué sirve dejar atrás nuestros recuerdos?
Nos vemos en canoa, pero la corriente
ralentiza el viaje, cada día
espero que el bien despierte.
Escucho y entiendo: lamentablemente
cargo en mis hombros un mayor que el tuyo.
Vacilan los resentimientos, entonces te digo:
regálame de nuevo todo
tu amor y mañana escribiré
frases dichosas bajo un cielo estrellado.
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Un topo erige volcanes
Vivir otras historias, alimentar
lo que pensamos. Me pierdo al huir, tanto
que veo el cielo roto: el canto de los tejados
y la torre oscilante. El empleado consumido
por un trabajo molesto, y esa puerta abierta
hacia el pasado. Y así es la angustia: ¿por qué
cerrarse cuando aún queda tanto por hablar?
Un topo erige volcanes desde donde mana
un río de lava que parte en dos la casa
del pueblo. Higos negros caen sobre el césped,
la uva conduce a la gruta donde duerme el vino
del padre. Transcribo fechas, viejos apuntes
en el diario de la ceniza. Mi agobio lo atribuyo
a las palabras encendidas que se escurren de mis manos.
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Bombo
Aquí el aire es limpio y en la montaña hay un bosque que te reconoce y que te habla, sabe que existes y el sol reseca la ira. La nostalgia es un desierto que riegas por las mañanas, nadie rema contra ti sino tú mismo. ¿El sueño recurrente? Pataleas en el agua y los peces escapan del anzuelo, de la muerte. ¿Quieres echarme de la cama? Y pensar que nos conocemos bien, que de niños jugábamos juntos. ¡Para mí eres un hermano! Te paras en el umbral de la puerta y no me dejas pasar: ¿cuánto tiempo ha pasado? Deberíamos cubrirnos de luz, hacer frente a los fantasmas. Sentado frente a la Fontana di Trevi contemplas en el agua a las mujeres que amaste y a aquellas que distingues entre la multitud por su continua transformación. Tu corazón es un bombo que sin cesar resuena en las alturas, entre nubes, como un cañonazo, y amas aún más a quien yace a tu lado: escasas palabras se ha sostenido el trayecto y cerca han crecido hijos, árboles y flores, perros y gatos.

El poeta Alessio Brandolini en La Milarca. Fotografía de Gabriela Covarrubias Martínez.