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El poeta con libertad bajo palabra: una exploración a la poesía de Octavio Paz
Por Ciro J. Martínez
“La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono”, escribe Paz en El arco y la lira. Ese conocimiento lo concibo como un conocimiento tanto del mundo como del mundo que habita dentro del poeta, esa visión del mundo que tiene cada uno en base a las experiencias que viven. Libertad bajo palabra es un libro que compila cinco libros, todos ellos de poesía, en la que encontramos una gran variedad de imágenes poéticas mezcladas con la musicalidad del lenguaje. Entre sus muy diversas imágenes podemos encontrar rastros de la cultura mexicana, como en el poema en prosa “Dama huasteca”, y algunos lugares que el autor visitó en vida, o a algunas personas allegadas a él, como en “Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón”:
DAMA HUASTECA
Ronda por las orillas, desnuda, saludable, recién salida del baño, recién nacida de la noche. En su pecho arden joyas arrancadas al verano. Cubre su sexo la yerba lacia, la yerba azul, casi negra, que cree en los bordes del volcán. En su vientre un águila despliega sus alas, dos banderas enemigas se enlazan, reposa el agua. Viene de lejos, del país húmedo. Pocos la han visto. Diré su secreto: de día, es una piedra al lado del camino; de noche, un río que fluye al costado del hombre. (Paz, 2014, pp. 272-273)
ELEGÍA A UN COMPAÑERO MUERTO EN EL FRENTE DE ARAGÓN
Has muerto, camarada,
en el ardiente amanecer del mundo.
Y brotan de tu muerte
tu mirada, tu traje azul,
tu rostro sorprendido en la pólvora,
tus manos, ya sin tacto… (Paz, 2014, p. 155)
El juego de la musicalidad da paso a la imagen, la imagen es significación, la significación nos lleva al conocimiento —cuestión de recepción—. La palabra en cuestión, la poesía, la exploración a la vida, esto hace con la poesía un Octavio Paz temprano, donde recurre a ciertos toques surrealistas, pues él conoció a varios de los surrealistas con quienes llegó a mantener algún diálogo, como Benjamin Péret, André Breton y Antonin Artaud (éstos mismos también mantenían un especial interés por México y su cultura).
El surrealismo, dice Paz, «acomete también contra el objeto. El mismo ácido que disuelve al objeto disgrega al sujeto. No hay yo, no hay creador, sino una suerte de fuerza poética que sopla donde quiere y produce imágenes gratuitas e inexplicables». (Paz, 2020, p. 171) Ejemplo de esto podemos contrastarlo a través de los siguientes poemas:
POETA NEGRO
Poeta negro, un seno de doncella
te persigue,
poeta agrio, la vida hierve
y la ciudad arde,
y el hielo se deshace en lluvia,
tu pluma rasguña el corazón de la vida.
Selva, selva, hormiguean ojos
en las multiplicadas cúspides,
tormentosos cabellos, los poetas
montan caballos y perros.
Los ojos airados, las lenguas giran
el cielo fluye por las narices
como una leche nutritiva y azul;
estoy suspendido de vuestras bocas
mujeres, duros corazones de vinagre. (Artaud, 2014, p. 31)
TRABAJOS DEL POETA (FRAGMENTO)
Los hay de una sola cabeza y quince patas. Otros son nada más rostro y cuello. Terminan en un triángulo afilado. Cuando vuelan, silban como silba en el aire el cuchillo. Los jorobados son orquestas ambulantes e infinitas: en cada jiba esconden otro, que toca el tambor y que a su vez esconde otro, también músico, que por su parte esconde otro, que por la suya… Las bellas arrastran con majestad largas colas de babas. Hay los jirones flotantes, los flecos que cuelgan de una gran bola pastosa, que salta pesadamente en la alfombra; los puntiagudos, los orejudos, los cuchicheantes, los desdentados que se pegan al cuerpo como sanguijuelas, los que repiten durante horas una misma palabra, una misma palabra. Son innumerables e innombrables… (Paz, 2014, p. 220)
Las imágenes vienen de otras, son, tal vez, un robo, una influencia, una trova como dijera un poeta mexicano en una mesa de diálogo en honor a T. S. Eliot, ofrecido en Colegio Civil, en 2024. Las imágenes son producto de una creación poética, una creación en la que se juega con la música, con una libertad condicional del lenguaje, una libertad bajo palabra que nos entrega como poemas que surgen sigilosos, como el poema “La poesía” que nos muestra una visión del mundo a través de la voz poética del poeta:
LA POESÍA (FRAGMENTO)
Llegas, silenciosa, secreta
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.
El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes. (Paz, 2014, pp. 159-160)
La poesía de Paz tiende a buscar ese mundo que yace dentro, ese conocimiento de sí, por eso la poesía llega de modo sigiloso al instante: el poeta concibe la idea, es inspiración, es la musa, es el inconsciente hablando, es ese arranque de un subconsciente que se libera a través de la imaginación, como hace el surrealismo con esas imágenes que van más allá de lo común, de lo real.
Más allá del surrealismo, Libertad bajo palabra tiene, además, otros caminos, como el porte social de Paz. Un ejemplo de esto lo encontraremos en el poema “Entre la piedra y la flor”, que escribió durante el tiempo en el que estuvo radicando en Yucatán en 1937, donde ve la miseria de los campesinos mayas. Escribe Paz:
El henequén
verde lección de geometría
sobre la tierra y el ocre.
Agricultura, comercio, industria, lenguaje.
Es una planta vivaz y es una fibra,
es una acción en la Bolsa y es un signo.
Es tiempo humano,
tiempo que se acumula,
tiempo que se dilapida.
La sed y la planta,
la planta y el hombre,
el hombre, sus trabajos y sus días. (Paz, 2014, p. 150)
Los últimos tres versos citados son un encadenamiento de los sucesos: la sed que la planta siente al ser ella misma sobre el sol; la planta que es ante las acciones del hombre; el hombre que hace sus trabajos en los días que le pertenecen, y ese ciclo sin fin es un camino a la miseria de la vida, que es lo que Octavio Paz busca mostrar en el poema.
Desde luego, la forma del poema en Paz tiene varias sendas: en algunos casos se deja guiar por la poesía clásica, recurre al soneto en específico; en otros casos se deja ir más hacia el verso libre, una influencia de Whitman o Rimbaud, quienes definieron el verso libre dentro de la poesía. Los sonetos aparecen en los libros Bajo tu clara sombra y Calamidades y milagros, pero en este último empiezan a aparecer más poemas de largo aliento y de verso libre, hay versos largos y versos cortos, como en “Soliloquio de medianoche”, un poema que tiende a una reflexión sobre la vida, aprovechada o no; a la continuidad del mundo a pesar del insomnio; de la mente ante los fantasmas que uno ha engendrado para sí mismo:
«A esta hora —me dije— algunos aman y conocen la muerte en otros labios,
otros sueñan delirios que son muerte,
y otros, más sencillamente, mueren también allá en los frentes,
por defender una palabra,
llave de sangre para cerrar o abrir las puertas del Mañana» (Paz, 2014, pp. 169-170)
En Semillas para un himno encontramos una gran variedad de poemas de largo aliento, de verso libre y, en “Piedras sueltas” (1955) encontramos la “Lección de cosas”, una serie de poemas de toque contemplativo, acercándose a la tradición del haikú. Cada haikú tiene una imagen, pero todos los haikús en conjunto forman un contexto que le da sentido a cada uno de los poemas, lo que provoca la impresión:
1 ANIMACIÓN
Sobre el estante,
entre un músico Tang y un jarro de Oaxaca,
incandescente y vivaz,
con chispeantes ojos de papel de plata,
nos mira ir y venir
la pequeña calavera de azúcar. (Paz, 2014, p. 207)
Como había mencionado antes, en la poesía de Paz se puede encontrar la cultura mexicana; pero eso no quiere decir que no haya otras culturas como, en este caso, China a través de la mención del músico Tang.
Después viene ¿Águila o sol? (1949-1950), donde se presentan poemas en prosa —aunque algunos textos parezcan ser cuentos, como “El ramo azul”, “Mi vida con la ola” y “Cabeza de ángel”—. En “Trabajos del poeta” Paz reflexiona sobre el problema del poeta con el lenguaje, aunque ronde a la desconfiguración de la imagen, que me hace pensar en el surrealismo de nueva cuenta; y la reflexión lo lleva a decir “Ah, un simple monosílabo bastaría para hacer saltar al mundo” (p. 223). En “Arenas movedizas” aparece “El ramo azul”, un cuento que va sobre un hombre que sale a caminar y es interceptado por un asaltante que quiere sus ojos, que cree azules, para su novia que desea un ramo de ojos azules. En la narración hay musicalidad, lo que es prosa poética, y hay imágenes propias de la poesía, como estas:
Se oía la respiración de la noche, enorme, femenina. (p. 231)
Alcé la cara: arriba también habían establecido campamento las estrellas. Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una conversación entre seres inmensos. (p. 232)
La noche era un jardín de ojos. (Ibid.)
La construcción de imágenes es importante para la expresión, el poeta se vale de palabras que forman frases que forman imágenes que forman la poesía. A lo largo de ¿Águila o sol? aparecen una gran cantidad de imágenes, algunas con influencia del surrealismo y otras con influencias de la cultura mexicana.
En La estación violenta nos encontramos una serie de poemas de largo aliento. Este libro tiene un epígrafe de Apollinaire, “O soleil c’est le temps de la Raison ardente”, que es una forma de englobar los poemas. “Himno entre ruinas” tiene una carga de imágenes que muestra una crítica de la vida. Dice “ruinas vivas en un mundo de muertos en vida”. El poema fue escrito después de la Segunda Guerra Mundial, y muestra, además, una visión pesimista —pero realista, según Paz—de la civilización contemporánea del momento. Sin embargo, la estrofa final da un cambio:
¡Día, redondo día,
luminosa naranja de veinticuatro gajos,
todos atravesados por una misma y amarilla dulzura!
La inteligencia al fin encarna,
se reconcilian las dos mitades enemigas
y la conciencia-espejo se licúa,
vuelve a ser fuente, manantial de fábulas:
Hombre, árbol de imágenes,
Palabras que son flores que son frutos que son actos. (Paz, 2014, p. 287)
“El poema es un himno a la vida y esto es lo que dice la estrofa final. Góngora es, en nuestra tradición, el gran poeta solar de la vida” (Ibid., p. 356). En concreto, Paz habla de la Fábula de Polifemo y Galatea. Al inicio del poema hay un epígrafe, “donde espumoso el mar siciliano”, que viene del primer verso de la cuarta octava del poema gongorino. Esto es para ambientar el poema en el lugar donde fue escrito, en Nápoles, 1948; y también para esas dos mitades enemigas que refiere la estrofa final.
La estación violenta tiene una serie de poemas que tienden el tema de la vigilia en los poemas: “Máscaras del alba”, “Fuente”, “Repaso nocturno”, “El río”; pero esas vigilias se van por la modernidad, que es también el camino que siguieron poetas como Apollinaire, John-Perse, Claudel, Whitman y Eliot. Esto da sentido a la forma o las formas que yacen dentro del libro.
“Piedra de sol” fue publicado en 1957 como libro independiente, luego fue compilado en La estación violenta en 1958. Mi impresión del poema fue la musicalidad y la diversidad de imágenes que lo llevan a convertirse en un poema que explora los sentidos y los pensamientos, los sucesos y los recuerdos, los actos y los deseos, la vida en sí. Cuando hice una relectura de “Piedra de sol” me di cuenta de algo: el poema termina y parece que continúa, y no fue hasta que oí decir que los primeros seis versos son los mismos versos al final, razón por la que, tal vez, el poema no comienza con mayúscula, que, a su vez, podría ser influencia de los surrealistas. Artaud escribió textos donde llegó a utilizar saltos de párrafo, pero la línea, la oración seguía continua, no había una segunda idea, todo era la misma. Luego se me ocurrió leer casi por el final de “Piedra de sol” y al llegar al final irme directamente a donde termina la “coincidencia” de versos y noté una diferencia: el poema, aunque vuelva a leerse del inicio, tiene un ritmo ya marcado que no tenía en la primera vuelta, lo que me hizo verlo como una continuación y no como una repetición.
Escribe Paz una nota sobre el poema, nota que fue eliminada en ediciones posteriores, pero que incluyó después en “Notas” de Poemas, 1935-1975. En la nota Paz explica algunos detalles sobre “Piedra de sol”, donde cabe destacar la cifra 585 del sistema numérico de los mayas, que aparece en la portada. El poema tiene 584 versos endecasílabos. El número de versos es el mismo que la revolución sinódica del planeta Venus, 584 días.
Los antiguos mexicanos llevaban la cuenta del cielo venusino (y de los planetas visibles a simple vista) a partir del Día 4 Olín[;] el Día 4 Ehécatl señalaba, 584 días después, la conjunción de Venus y el Sol y, en consecuencia, el fin de un ciclo y el principio de otro. (Paz, 2014, p. 312).
El poema es resultado de la vida, la vida es la influencia o la inspiración, es el motivo por el que se escribe. La poesía es vida, es una manera de conocerse, es el conocimiento, es el triunfo de la existencia, es el “Segi Bitu” —la victoria de la vida—, es la salvación del alma, la salvación del poeta y del lector. La poesía es vida en todos sus aspectos, y en Libertad bajo palabra hay una gran variedad temática que es la vida, un ciclo sin fin que contiene todas las palabras con las que el poeta juega con total libertad para dar un sentimiento común de la humanidad, la fraternidad de todos, la biografía no de un hombre, sino de un poeta.
[…] abre tu ser, despierta,
aprende a ser también, labra tu cara,
trabaja tus facciones, ten un rostro
para mirar mi rostro y que te mire,
para mirar la vida hasta la muerte (Paz, 2014, p. 331)
Artaud, A. (2014). El Pesanervios. (Ed. de Marcos Ricardo Barnatán). Colección Visor de Poesía. España.
Paz, O. (2014). Libertad bajo palabra [1935-1957]. (Ed. de Enrico Mario Santí). Letras hispánicas. Ediciones Cátedra. España.
Paz, O. (2020). El arco y la lira. El poema. La revelación poética. Poesía e historia. Lengua y estudios literarios. Fondo de Cultura Económica. México.