
Título editado por la Editorial Universitaria de la UANL.
VI.
Crece en mancha y expansión sobre mi cuerpo
a su vez yo la contengo
soy la parte que la completa
protagonizo sus pasajes
sin darme cuenta ocurro sobre ella.
¿Seré algún sueño que alguien sueña
a media tarde del verano en la canícula?
¿Seré está sombra que proyecta el sol
ardiente en el asfalto?
¿Mi vida aquí es una sucesión de las vidas de los otros
que funciona apenas como reflejo
como la copia de la copia de la copia?
¿Seremos todos acaso el mismo ser
sufriendo el bochorno de los 40 grados?
¿El sol del norte será el mismo para todos?
¿El sol del norte nos hermana?
Una ciudad de sonámbulos sustituye a esta mientras dormimos.
En la soledad de las calles
los cuerpos son el reflejo a escala de los edificios.
Una forma de sombra conteniendo carne sedada.
A través de autopistas de inconciencia
nuestros cuerpos salen al encuentro
emprendiendo el viaje
hasta un yo remoto entre las sombras.
Los aguarda
esa bestia
en una caverna del R.E.M.
Nuestra forma nos espera
nuestra forma nos contiene.
El láser que custodia la noche
traspasa tu pecho
guarda copias de la ciudad en tu tórax
replica destellos en tu sangre
inocula la polis como un virus.
El láser que custodia la noche
penetra los cuerpos en la sombra
yergue rascacielos en las pupilas
te vuelve el universo que la contiene.
No quieren que veamos el cielo
no quieren abrirlo para nosotros.
Están tan ocupados creando sus ficciones
vendiendo sus mentiras.
Pero sus hijos —y ellos mismos—
se mueren lento igual que todos.
No voy a invocar las palabras que ellos usan
en un juicio de defensa
ellos mismos no las sostendrían
—aunque para dar un ejemplo «progreso»
está vacía y está hueca
mientras que «vida» y «muerte»
están unidas y están en juego—.
Cuerpos contra máquinas
peatones contra vehículos
en el campo de batalla que es la calle.
La frontera divisoria de las líneas amarillas
—una marca en lo real—
que nos separa.
Dos mundos que conviven en el mismo plano.
Chocan.
Se saludan.
Se atropellan.
Se dejan pasar.
Un hombre hecho de lugares.
Un mapa en forma de persona.
Un territorio que se postra ante los pasos.
Una fusión de lugar y habitante
en un tiempo y un espacio.
Geografía domesticada
paraíso artificial edificado.
Cuerpos que lo invaden y lo remontan.
Organismos inoculados de ciudades.
Seres entre seres
habitando seres.
Un circuito de voluntades al ritmo de lo frenético.
Somos encuentros en coordenadas.
Bajo el cielo del verano
somos piezas en movimiento.
Llegamos tarde al punto exacto
donde nos aguarda más trama.
Los sucesos nos envuelven en la vorágine
el tiempo nos engulle
y nos expulsa en diferentes direcciones.
La ubicación no es importante
siempre hay un pasaje de narrativa
esperando ser actuado.
La ciudad es novela
nuestros días
escritura.
Somos trazos en forma de persona.
Deambulamos por la página de asfalto.
Esperamos indicaciones y cumplimos objetivos
nos los dicta la ciudad
(nuestra vida que ahí ocurre)
amanece susurrándonos Movimiento
—edificios de lenguaje que sorteamos.
Bajo el sol del verano sucedemos.
La ciudad es novela
nuestros días
escritura.

Archivo del autor.
José Luis Aguirre Aguilar (Monterrey, N.L.) Licenciado en Bibliotecología y Ciencias de la Información por la U.A.N.L. Es autor del poemario Una ciudad dentro del pecho (U.A.N.L. 2022). Textos suyos han aparecido en diferentes revistas locales y nacionales como Armas y Letras (UANL), Grafógrafxs (UAEMex), Punto en Línea (UNAM), Tierra Adentro, etc.