
Fotografía tomada de Poetry Foundantion.
El espacio de la escritura creativa en Kenneth Koch
(A cien años de su nacimiento)
Por Eduardo Zambrano
Un escritor a contracorriente
La primera generación de la conocida New York School (La Escuela de Nueva York) refiere a una serie de pintores y poetas que vivieron y trabajaron desde el mismo centro de Manhattan entre los años cincuenta y sesenta. Entre los primeros y los más destacados están John Ashbery (1927-2017) y Frank O´Hara (1926-1966).
En el caso de Kenneth Koch (1925-2002), podría decirse que se mantuvo menos visible para los lectores hispanoamericanos; esto, quizá, por su afanosa obstinación de señalar el acartonamiento poético de la intelectualidad estadounidense; “Fresh air” es un largo poema, que va en este sentido de atacar desde su poesía… al remedo de poesía que visualizó desde su trinchera.
Los jóvenes poetas miran con ansiedad al cielo
y aún se recuerdan en aquellos días en el campus
mirando por doquier la cagada de los pájaros
mientras afanosos
malgastaban su tiempo intentando escribir el gran poema
Curiosamente, Koch hizo una larga carrera como profesor de literatura en Columbia University, dicho de otra forma, sus ataques a las instituciones poéticas que habían adulterado la esencia del oficio, las hacía dentro de esas instituciones. En otras palabras, la figura del profesor era obligada a convivir con la rebeldía del poeta. Como suele suceder en estos casos, no quedó bien con nadie.
El ars poética de Kenneth Koch
Entre las contadas referencias (en castellano) a su trayectoria, están algunas páginas en el internet y uno de los libros que me sirve ahora de referencia: “Perros ladrando en la noche” (kriller 71 ediciones, 2016). En su prólogo, Jordi Doce nos da cuenta del perfil del poeta:
“A Koch no le interesaba en absoluto la oscuridad alusiva que dominó la poesía norteamericana en las décadas de 1940 y 1950… (y se burlaba) de todos los adeptos a envolver el poema en infinitas capas de ambigüedad y cifrarlo todo en forma de símbolo.”
Bajo esta perspectiva, y desde su primer libro (THANK YOU AND OTHER POEMS, 1962) encontraremos entonces en sus versos un tono desparpajado, ocurrente y concurrente en el humor, pero no exento de una sensible carga emocional.
Ni su amor por la literatura, ni su amor por la vida, estarán exentos de esa emoción donde se funde invariablemente la comicidad… con las preguntas más profundas:
Te amo con la obsesión del sheriff que busca
en el corazón de una nuez
la clave para resolver un asesinato que lleva años
sin resolverse
…
… y te amo
especialmente al alba, cuando incluso antes de despertar
el sol me recibe con las mismas preguntas que siempre haces
Una referencia obligada en talleres de escritura creativa
El próximo 27 de febrero (de 2025) se conmemorará el centenario de su nacimiento, por lo que la poesía de Kenneth Koch merece un horizonte más amplio de lectores; en sus fichas bibliográficas se nos comenta que aun y cuando escribe poemas desde temprana edad, sus publicaciones inician a los 38 años, y hasta cumplir cincuenta (en 1975) comparte un tercer poemario: THE ART OF LOVE. En este libro, hay una muestra de otra particularidad del oficio: el poema de aliento largo (hasta cierto punto aleccionador), como cuando asume una didáctica para el proceso creativo. De hecho, volviendo a su historial académico, se nos comparte que Koch demostró ser “un profesor estimulante, célebre por su ingenio espontáneo, su buen gusto, su rigor y su amor contagioso por la gran literatura y el arte, cualidades (que le merecieron) el Premio Harbinson a la Enseñanza en 1970.
En el “Arte de la Poesía” (un texto de aliento largo) se hace un detalle del oficio, diríamos burdamente ‘tips’… de los cuales rescato dos puntos clave: uno, esa apuesta por dejarse contagiar, con descaro (si se quiere) pero un contagio que va a la par de las vicisitudes propias de la autocrítica:
Probar toda clase de estilos e imitar (por puro gusto)
a los poetas valiosos que encuentres en tus lecturas,
ese no sólo es un procedimiento válido
que igual esencial para perfeccionar la voz original
que sólo a ti te pertenece.
…
Ser un poeta exigente tiene sus recompensas
y a veces abandonar un poema por varias semanas
es lo mejor,
cierto, volver a leer ese poema causa angustia,
pero cuando estés habituado a los dolores de la revisión
vas a comprender que ese dolor
es algo que todo escritor debe aprender a sobrellevar.
Koch también es un lector creativo
Otra referencia para acercarse a la poesía de Kenneth Koch es el libro editado en Argentina: Un tren oculta otro tren (Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2017).
Y bueno, si líneas arriba se nos comparte una preocupación por la escritura creativa, no menos importante, en todo gran escritor, es la lectura creativa.
El poeta está llamado a leer (de entrada) el mundo, su entorno más lejano y el más íntimo; está llamado a ser antes que nada un apasionado de los libros, de esas ‘casitas’ que se construyen los grandes artistas y maestros.
Algunos homenajes que se derivan de las lecturas de Kenneth Koch son entrañables; comparto lo propio a un poeta, un pintor, y una destacada bailarina. En VOUS ÊTES PLUS BEAUX QUE VOUS NE PENSIEZ se nos manifiesta:
Borges vivía
En una casita
En Buenos Aires
Salió
Y escribió
Cuentos, y
Cuando se quedó ciego
Fue director
De la Biblioteca Nacional
De la National Library.
Nadie en la Biblioteca
Sabía que era un hombre famoso.
Estaban fascinados
Con las mujeres elegantes
Que iban a buscarlo –
¡Como a un libro! –
¡Al final del día a la Biblioteca!
…
Botticelli vivía
En una casita
En Florencia
Italia
Salió
Y pintó a Afrodita
Sobre el aire
Sobre una ostra
Sobre olas
Y se sintió feliz
Se fue a un café
Y gritó
Una ronda para todos
Y para mí
Un punt e mes
Las celebridades se agolpaban
Para mirar su cuadro
Nunca nadie había visto
Una chica pintada tan hermosamente
La verdadera chica ala que había pintado
La que hizo de modelo
De Afrodita se sienta
Con su mentón en su mano
Su mano en la muñeca
El codo
En una mesa
Y grita
“Cuando estaba
desnuda creyeron en mí,
Y creerán y creen”.
…
Maia Plisetskaya vivía
En una casita
En Rusia
Había nieve
Por todas partes
Y muchas veces
Durante semanas
Los pies de Maia Plisetskaya
No tocaban el suelo
Del mismo modo que, después,
Nunca parecerían tocar
El escenario
Ella dijo La edad
A la que empiezas
A entender la danza
Es la misma
En la que
Empiezas a perder
Tu elevación.
El presagio de la decadencia
El cierre de este último poema que se cita es contundente al revelarnos (con un triste dejo de ironía) una existencia marcada por la desesperanza, repito: “La edad a la que empiezas a entender la danza es la misma en la que empiezas a perder tu elevación”. En otras palabras, cuando finalmente se te revelan los secretos del oficio, la salud (mental o física) merma tus tiempos y trabajos.
Al parecer, esto lo experimentó en carne propia Kenneth Koch, quien ya en sus últimos libros (acosado por la leucemia) nos hace partícipes de sus vicisitudes, y le dedica un poema ‘Al cansancio’ y escribe versos donde parece rendirse… pero se anima:
No dejar que el futuro desvanezca lo que viene a pasar
Y aumentar ligeramente mis posibilidades de seguir vivo
En su obra póstuma, A POSSIBLE WORLD (2002) y fiel a sus gestos irónicos, el poeta presiente la llegada de mejores días, una primavera que (absurda) apenas se presiente en el crudo escenario invernal, un presentimiento enmarcado en el terrible ladrido de unos perros:
¡Perros que ladran en la nieve! ¡El buen tiempo se acerca!
El buen tiempo se acerca a los perros que ladran en la nieve.
Un hombre sólo cambia despacio. Y el invierno aún no ha pasado.
Ladren, perros, y llenen los valles emblanquecidos
Con sus horribles lamentos.
Como ya se comentaba, Kenneth Koch no solamente fue un destacado poeta y profesor entusiasta en la Universidad de Columbia, se le reconoce también con publicaciones que hasta la fecha se utilizan en las escuelas elementales (primarias) para estimular la escritura creativa de los niños.
A cien años de su nacimiento, dejo entreabierto el espacio propicio para entrar a la poesía de Kenneth Koch, y lo hago con una suerte de estética, la “ESTÉTICA DE CREAR ALGO”, que así tuvo a bien llamar a ese asombro (cotidiano) del proceso creativo:
No es que esto suceda:
Te sucede a ti.