Nació el 31 de marzo de 1914 y murió el 19 de abril de 1998 en la Ciudad de México. Fue poeta, ensayista, traductor, crítico y editor.
En 1931 ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria San Ildefonso, donde fue alumno de los poetas y pensadores más destacados de su época como Carlos Pellicer, José Gorostiza y Samuel Ramos. Durante su estancia en dicha institución también milita con otros condiscípulos, como José Bosch, en la Unión de Estudiantes Pro-obreros y Campesinos. En 1932 comienza a estudiar leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional.
También a principios de la década de los años treinta fundó su primera revista literaria: Barandal, junto a Salvador Toscano, José Alvarado, entre otros, misma que fue editada por la imprenta de Salvador Novo. En 1933 publicó Luna silvestre, su primer plaquette de poesía. En 1937 aparece el título Raíz del hombre, donde explora el acto erótico como medio de revelación del tiempo y la poesía, mismos temas que lo acompañarán a lo largo de su trayectoria literaria. En 1947 se encarga de la antología Laurel: antología de la poesía moderna en lengua española, la primera en reunir la poesía escrita de ambos continentes que comparten la misma lengua, misma que cuenta con un prólogo de Xavier Villaurrutia.
A finales de la década de los cuarenta y principios de los cincuenta publicaría dos de sus obras más emblemáticas: El laberinto de la soledad y Libertad bajo palabra. El primero es un ensayo en el que aborda los temas de la identidad mexicana y sus conflictos con la historia y su presente. Mientras que el segundo es un poemario donde el escritor mexicano rompe con la tradición literaria y abraza al surrealismo como la vanguardia del momento con poemas extensos y oníricos, que más tarde se verían reflejados en ¿Águila o sol? (1951), un libro dedicado a los poemas en prosa y donde los sueños vuelven a mezclarse con el mito prehispánico, además de cuestionar a la poesía misma. Más adelante se haría acreedor con el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores por su libro de ensayos El arco y la lira: el poema, la revelación poética, poesía e historia (1956), al ser considerado como el mejor libro publicado en ese año. En 1957 aparece el poema Piedra de sol: un canto al amor y su permanencia a través del tiempo, a las redenciones y caídas, de negaciones y afirmaciones; sin lugar a dudas una obra capital para la literatura mexicana de la segunda mitad del siglo XX.
En las siguientes décadas publicaría otros títulos que resonarán con el pensamiento de cada época, por el lado de la poesía se encuentran Salamandra (1962), Blanco (1967), Ladera este (1969), El mono gramático (1974), Pasado en claro (1975) y Árbol adentro (1987); por el lado del ensayo sobresalen Corriente alterna (1967), Traducción, literatura y literalidad (1971), Los hijos del limo. Del romanticismo a la vanguardia (1974), Sor Juan Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982), La otra voz. Poesía y fin de siglo (1990), entre otros más. Asimismo, fue uno de los compiladores de la antología Poesía en movimiento: México 1915-1966 (1966), cuyo prólogo, “Poesía en movimiento”, estuvo a su cargo.
Fue fundador y responsable de las revistas Cuadernos del Valle de México, Taller, Plural y Vuelta, estas últimas dos fueron de gran interés para la literatura de la segunda mitad del siglo XX, escrita en nuestra lengua, al permitirse dialogar con las plumas de otros continentes y de las más relevantes de su tiempo. La revista Vuelta recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1993.
También fue un destacado miembro honorario de la Academia de Artes y Letras de los Estados Unidos (1972), de El Colegio Nacional (1967) y de la Academia Mexicana de la Lengua (1997). Miembro de la Académie Royale de Belgique, Bélgica (1993). Doctor honoris causa por las universidades de Boston (1973), UNAM (1979), Harvard (1980), New York (1985), Murcia (1989), Middlebury College (1992), Texas (1992), entre otras.
Por el conjunto y la gran relevancia de su obra recibió el Premio Nacional de Artes y Literatura en 1977; el Premio de Literatura en Lengua Castellana “Miguel de Cervantes Saavedra” en 1981; el Premio Internacional Alfonso Reyes en 1985; y el Premio Nobel de Literatura en 1990, entre otras distinciones más.
El autor de Las peras del olmo (1957) y de La estación violenta (1958) llegó a referirse de la siguiente manera acerca del Regiomontano Universal: “El amor de Reyes al lenguaje, a sus problemas y misterios, es algo más que un ejemplo: es un milagro.”