El florecimiento del trabajo editorial se vio afectado, como muchas otras actividades, por la irrupción de la Revolución Mexicana y la época de inestabilidad política que siguió al fin del conflicto armado, lo que originó el exilio de algunos escritores nuevoleoneses, como Héctor González y Felipe Guerra Castro. Afortunadamente, tras la época revolucionaria la vida cultural se reactivó con la participación de jóvenes como José Alvarado y Raúl Rangel Frías.
En 1933 se fundó la Universidad de Nuevo León, que contó con el respaldo de Alfonso Reyes, quien desde Brasil escribió su Voto por la Universidad del Norte. Después de la inquietud que suscitó la política educativa del gobierno del presidente Lázaro Cárdenas y su instauración en las universidades, en nuestro estado se conformó el Consejo de Cultura Superior, que asumió la dirección de los planteles hasta 1943, cuando la Universidad retomó su actividad de manera normal.
Desde su fundación y hasta la actualidad, la UANL se erige como un eje de la producción editorial en el estado, destacando las publicaciones de carácter humanístico y literario de la Editorial Universitaria, la Facultad de Filosofía y Letras y la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria. Así mismo, realiza coediciones con instituciones como el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, el Fondo Editorial de Nuevo León, el Tecnológico de Monterrey, con editoriales independientes y otras de tipo comercial.